Hace años, cada tarde de verano, esta terraza ha visto cómo alguien se sentaba con una silla blanca de plástico, un vaso de agua fría y una revista. Nada más.
El balcón no es enorme, pero tiene lo que importa: una vista despejada, luz a raudales y esa sensación de calma que te recuerda que llegaste a casa.
Dentro, el salón siempre fue el lugar de reunión. Aquí se han celebrado cumpleaños, comidas familiares, sobremesas largas con café y algún que otro sofá cama improvisado para invitados.
Tres habitaciones que han sido dormitorio, despacho y hasta cuarto de juegos. Un baño completo que sigue cumpliendo su función y una cocina que pide a gritos que alguien con ganas la renueve para seguir dando vida a recetas y desayunos.
Este piso en la tercera planta con ascensor en Pineda de Mar no es solo un lugar para vivir. Es un lienzo en blanco. Ya ha tenido historia, pero ahora necesita la tuya.
65 m² listos para que los conviertas en lo que quieras: el refugio tranquilo después del trabajo, el piso vacacional cerca de la playa o esa primera vivienda con la que empiezas a construir tu futuro.
Porque las casas no se compran solo por metros ni por ubicación (que también).
Se compran porque al entrar sientes que encajan contigo.
Ref. V.399