Hay pisos que encajan. No porque tengan un baño más o un suelo que brille, sino porque te hacen sentir en casa nada más cruzar la puerta.
Este lo hace.
Está en Carrer Granada de Sant Feliu de Guíxols, en una zona tranquila, sin coches tocando el claxon a las siete ni bares debajo que te regalen conversaciones ajenas. Aquí se respira paz, y la luz de tarde entra por las ventanas como si tuviera llaves.
Tiene tres habitaciones, dos baños, una cocina con galería para desayunar sin prisa y un salón donde te imaginas ya el sofá, las pelis, las meriendas de domingo o el primer árbol de Navidad juntos.
La finca es del 2006. Tiene ascensor, terraza comunitaria con lavaderos —sí, esas cosas que valoras de verdad cuando vives en pareja o con niños— y vecinos que saludan. No es poco.
El aire acondicionado y la calefacción ya están puestos. Las ventanas, de doble cristal. Y los suelos, de esos que aguantan carreras de peques, patitas de perro o alguna copa que se escape entre risas.
Es un piso para empezar historias, para construir hogar.
Sin promesas grandilocuentes, solo con lo que hace falta: espacio, luz y calma.
Ref. V.400